LA LEY DE CORRESPONDENCIA


Como es arriba, es abajo. Como es adentro, es afuera.  

Quien insulta, se insulta. Quien desprecia, se desprecia. Quien odia, se odia. Quien maldice, se maldice. Quien miente, se miente. Pues, todo aquello que de nosotros sale a nosotros regresa, a nosotros pertenece y a nosotros nos afecta 

Esta Ley de Correspondencia es una de las más importantes. Establece que lo de afuera es una proyección de lo de adentro. Tu mundo exterior es un fiel reflejo de tu mundo interior. Lo que es arriba es una proyección de lo que es abajo y viceversa. Esta ley declara que puedes saber lo que está pasando dentro de ti con solo fijarte en lo que está pasando a tu alrededor. Y puedes conocer cómo es el Universo y otras dimensiones, tan solo observando tu interior.  

Todo lo que haces, piensas o dices del resto del mundo, te define en este momento y a ti vuelve, convirtiéndose en un círculo, en una rueda que no es fácil de romper, así como en un gran engaño, debido al hecho de creer que toda esa visión pertenece sólo al exterior. 

Si lo que de ti sale es engaño, espera sólo a ser engañado; si lo que en ti nace es simpatía, disponte a recibir simpatía y, si lo que de ti surge es incomprensión hacia los demás, prepárate para no ser comprendido.

Porque lo que ves fuera, a tu alrededor, es justo lo que llevas dentro, sino, sería imposible reconocerlo.

Todo aquello externo a lo que tu mente presta atención, que enjuicias, interpretas o valoras, es exactamente lo que existe en tu interior. Y cuando más defectos vislumbres en los demás, más profunda es la herida, porque reconoces la tuya propia.  

Si quieres conocerte, pon atención a tu entorno, a todo lo que tu mente observa cada día a tu alrededor y estarás frente a un retrato de ti mismo, frente a un dibujo exacto de tu interior.

Porque: “COMO ES ARRIBA, ES ABAJO. Y COMO ES ADENTRO, ES AFUERA".

Toda la dinámica de la vida es un ir de dentro hacia afuera. Tu mundo externo expresivo se corresponderá con tu mundo interno pensante y emocional.

Cuando no nos gusta lo que hay fuera de nosotros, debemos examinarnos a nosotros mismos.

Tu mundo externo de relaciones vendrá determinado por la persona que lleves dentro; o sea, por tu verdadera personalidad interna. 

Tu salud será la que configuren tus actitudes mentales internas. 

Tu mundo exterior de logro económico e ingresos irá parejo a tu mundo interno de pensamiento y preparación. 

La forma en que la gente responda y reaccione ante ti será un reflejo de tu actitud y comportamiento hacia ella.

Tu forma de conducir y cuidar tu coche se corresponderá en todo momento con tu estado mental. 

Cuando te sientas positivo, confiado y creas que controlas tu vida, tu hogar y tu lugar de trabajo estarán bien organizados y tu coche recibirá la atención adecuada.

Si el trabajo te agobia, te sientes frustrado o no eres feliz, entonces tu casa, tu lugar de trabajo e incluso el armario donde guardas tus cosas reflejarán el estado de desorden y confusión que te invade. 

En cualquier parte puedes percibir los efectos de esta ley de correspondencia.

Todo se manifiesta desde el interior hacia el exterior.

Para lograr cambiar lo de afuera, todo lo que nos rodea, debemos cambiarnos a nosotros mismos. Por eso el camino siempre está en ir a nuestro interior, observarnos a nosotros mismos. 

Tienes que convertirte internamente en una persona distinta si quieres conseguir externamente resultados de otra índole.

La mayoría de las personas tratan de mejorar o cambiar algunos aspectos de su vida intentando que sean los demás los que cambien. No les gusta lo que ven reflejado en el espejo de su vida y se aplican en darle brillo al espejo en vez de ir a lo que realmente es la causa del reflejo, ellos mismos. 

La única forma que tienes de cambiar las cosas externas es cambiar las cosas internas.

La comprensión de la Ley de Correspondencia permite la liberación de toda limitación: miedos, creencias, deseo de venganza, culpa, rencor, resentimiento, baja autoestima, etcétera.

Ya sabes por tu comportamiento, como es tu cielo o infierno. Por esa razón debes observar cuál es tu vocabulario, tus pensamientos y tus obras, para saber qué es lo que debes mejorar. Porque lo que de ti surge está hecho justo para ti, ahora, en este momento. Y conociendo esto, que la vida es una rueda y que todo está en nosotros, sólo podemos vislumbrar una solución para romper este círculo, para cambiar el mundo y para cambiar nuestro destino, que es dirigiéndose al cimiento de la mente, al lugar de donde emerge y se manifiesta: el pensamiento.

Para aquello es necesario observarlo, estudiarlo y controlarlo; o al menos, encender una luz de alarma que nos avise cuando tenemos un pensamiento inadecuado y perjudicial para nosotros. En cuanto seamos avisados, debemos localizarlo, reconocerlo y desecharlo.

Solo desde el interior, desde dentro, se puede modificar todo, se puede mejorar el entorno; sólo el interior dirige el camino, porque todo está en ti, todo depende de ti y sólo a ti volverá.

¿Cómo piensas crear algo nuevo y divino en el mundo si no eres capaz de reconocer lo que vive en ti y darle paso a que se manifieste?

Recuerda, es fácil perdonar cuando reconoces que el insulto, o un mal pensamiento no proviene del ser, sino del ego. Hay muchas personas ancladas a su ego, y su ego los domina, y su ego se manifiesta por ellos en cada uno de sus actos.

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Texto: Desconozco al autor

Corrección de estilo: Uṣhās

Foto: Jon Geng

Parte 1 de 2

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